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El discurso machista en la normalización de la dominación de género un fenómeno replicado por hombres y mujeres

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Mayerli Bonilla Valero
Consejera Municipal de Juventud
San Antonio de Tequendama – Cundinamarca
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El Discurso machista se ha mantenido por años y a pesar de la supuesta “modernidad” planteada por las elites a lo largo del país es evidente el mantenimiento de dicho discurso, este ha formado imaginarios de lo que es ser hombre y mujer desde una perspectiva machista, pero ¿qué tanto influye esta imposición en la naturalización del dominio de un género sobre otro?

Pues el tradicionalismo, la religión y el machismo se arraigan desde la infancia y se evidencia en el conformismo social en el cual, simplemente, se cumple con conductas y roles. Es así en donde las diferentes estructuras sociales fomentan y mantienen los discursos de poder, donde, el dominio se encuentra en el género masculino mientras que la mujer acepta los imaginarios donde la felicidad se encuentra al construir un hogar o el cuidado de la familia e hijos, el discurso es según Foucault (2000) citado en (Ávila, 2006)  el medio por el cual “el poder fascina, aterroriza, inmoviliza” además es garantía del orden social, los rituales, costumbres culturales y religiosas son un intensificador del poder.

Es por ello que las y los jóvenes y sus imaginarios se ven altamente influenciados por el poder, trabajando este, a través de las ideologías debido a su enfoque social se tendrá en cuenta el desarrollo humano y social el cual se concibe como el conjunto de procesos que buscan mejorar el bienestar de la población mediante la promoción de la persona humana, para la participación y la construcción de relaciones en equidad, posibilitando nuevas formas de asociación que logren mejorar, tanto las relaciones entre sujetos-ciudadanos, como los progresos necesarios para una calidad de vida en democracia. 

El discurso machista y la ideología de género son temas que transciende a toda la sociedad, se encuentran tan arraigados a la cotidianidad que temas de discriminación y violencia de género sutiles no son percibidas. Las distintas interacciones sociales a lo largo de la vida van determinando el cómo comportarse según la cultura a la que pertenece y varían según los contextos a los que se enfrente. Se debe tener en cuenta que el ser humano es una construcción de su contexto y de quienes lo conforman, por lo tanto, la autoconfiguración que se posee y se toma como propia y única es como un rompecabezas donde las piezas son esos contextos en los cuales se desarrolla el ser humano como el social, educativo, político, económico, cultural, entre otros. Lo que se busca descubrir es que tanta influencia generan el discurso machista y la ideología teniendo presentes sus contextos sociales.  

Ya se sabe que la dominación de género y el discurso machista se ha mantenido por medio del poder y, aunque, hoy en día no es tan evidente se mantiene ideologías basadas en estereotipos y es allí donde la performatividad enseña como la repetición de  una serie de conductas se instaura en los imaginarios que se tienen de lo que es ser hombre y mujer, de allí se configura el accionar social de modo que se aprueban o desaprueban comportamientos, también se generan juicios e incluso se generan castigos sobre todo en el ámbito familiar. 

El discurso machista y la ideología de género se ha mantenido por años y a pesar de la supuesta “modernidad” planteada por las elites a lo largo del país, es evidente el mantenimiento de dichas temáticas, este ha formado un imaginario de mujer creado por hombres, pero ¿qué tanto efecto tiene esta imposición en el autoconcepto? Pues bien, socialmente se encuentra una discriminación naturalizada evidenciada en los dichos, chistes o incluso ejemplificada de manera sexistas, la falta de oportunidades y las enseñanzas en el hogar e instituciones educativas un ejemplo de esta última es la imposición del uso de falda a las mujeres. 

Por último, el discurso machista y las ideologías de genero constituyen la forma de organización social produciendo relaciones de sometimiento de un género sobre el otro es así que la mujer en el contexto aún en la actualidad es vista como inferior y, por lo tanto, se busca mantener esa condición que se va inculcando sutilmente por medio de la religión, la educación sexista, los medios, atravesando la subjetividad de muchas mujeres. Es por eso que se debe llegar a una liberación que permita el cambio desnaturalizando conductas machistas y buscando alternativas diferentes a la realidad social, haciendo frente a esta.

Referencias
Ávila, F. F. (2006). El concepto de poder en Michel Foucault. Telos.

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