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Fracking como generador de conflictos sociambientales: Una amenaza al agua y a la implementación del posacuerdo

En el contexto colombiano la conflictividad socioambiental es crítica y el asesinato de defensores del ambiente es preocupante. La participación ciudadana debería ser un mecanismo para gestionar los conflictos ambientales, garantizar los derechos de los ciudadanos que puedan verse afectados, permitir el acceso a información sobre riesgos y beneficios, e intervenir y concertar las decisiones sobre la implementación de proyectos que pueden causar problemáticas sociales y ambientales, como el fracking. 

Más allá de la evidente importancia de la participación en estos procesos, que además tiene protección constitucional, hay que cuestionarnos las causas de la falta de participación y de cómo el Estado debe dar garantías para que a quienes lideran este tipo de procesos puedan ejercer plenamente sus derechos.

Los obstáculos como la presencia de actores armados,  la excesiva centralización de las decisiones en el tema de hidrocarburos, y la limitación del ejercicio de las consultas populares, impiden que los ciudadanos puedan tener conocimiento e influencia en las decisiones que los afectan, lo cual representa un problema grave en términos de participación y garantía de derechos.

Lo anterior cobra especial importancia cuando hablamos de un derecho fundamental tan importante como lo es el agua, debido a que es un recurso vital para el ejercicio de derechos inherentes al ser humano y para la preservación del ambiente tal como lo ha establecido la Corte Constitucional.
 
  • Un recurso natural insustituible para el mantenimiento de la salud y para asegurar la vida del ser humano.
  • Patrimonio de la Nación, un bien de uso público y un derecho fundamental.
  • Un elemento esencial del ambiente y por ende su conservación, uso y manejo están vinculados con el derecho de un ambiente sano.
  • El derecho al agua potable destinada al consumo humano es un derecho fundamental, en tanto su afectación lesiona gravemente los derechos fundamentales, entre otros, a la vida digna, la salud y el medio ambiente.
 
Todo esto es especialmente problemático en el caso del fracking porque se usan cantidades de agua muy elevadas, que suelen ser incluso mayores a las utilizadas para la agricultura, termoeléctricas o consumo humano. Además, los fluidos provenientes del fracturamiento (el agua inicialmente inyectada al subsuelo junto con sustancias químicas) y los fluidos de retorno (el agua que se devuelve junto con sustancias del subsuelo), son considerados como un riesgo para las aguas subterráneas y superficiales ya que estas tienen alta probabilidad de ser contaminadas por los químicos tóxicos utilizados en el proceso.
 
En un contexto de pos acuerdo, la forma como se gestionan los conflictos ambientales es de vital importancia, debido a que la disputa por los recursos naturales ha sido una de las principales causas del conflicto y ha estado caracterizada por factores comunes. Dentro de estas tensiones por los recursos encontramos que el fracking reúne los siguientes factores:
  • Tensiones en torno a la desigualdad en la distribución de los ingresos que genera la explotación de los recursos naturales valiosos en términos económicos como el petróleo, lo que incentiva la ocupación de estas zonas por actores armados (El sistema de regalías no garantiza un beneficio social real).
  • La amenaza a los recursos ambientales como bosques, agua y fauna pueden traer consecuencias ambientales como las sequías, las inundaciones o los derrumbes, lo que se acrecientan las tensiones ambientales (El fracking representa una amenaza irreversible a los recursos hídricos y ambientales).
  • Las economías dependientes de la extracción de recursos naturales están vinculadas con la generación de pobreza, desempleo, corrupción, distanciamiento del Gobierno de las necesidades de los ciudadanos (maldición de los recursos) lo que propicia nuevos conflictos (perpetúa la dependencia del petróleo al escurrir los cunchos con altos costos ambientales).
Por todo esto es difícil afirmar que el fracking pueda contribuir a la construcción de paz debido a que, a pesar de que pueda dar réditos económicos, su práctica misma representa un caldo de cultivo para nuevos conflictos y nos deja un saldo gigante de daños ambientales irreversibles.

La conservación del agua y el respeto al ambiente son claves en la construcción de paz porque tocan tanto las causas como las consecuencias del conflicto en Colombia y están íntimamente ligados con el concepto de paz territorial.
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