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Botar chicles y colillas a la calle: más cerca de afectar su bolsillo

Ya se aprobó un proyecto en primer debate en el Concejo y ahora debe ir a plenaria.

Con diez votos a favor, la comisión del Plan del Concejo aprobó un proyecto de acuerdo que busca sancionar la mala costumbre de escupir en la calle el chicle después de masticarlo o arrojar a la vía pública la colilla del cigarrillo.

 

El proyecto ordena al Distrito que se sancione con comparendo ambiental y se apliquen las multas del Código de Policía por arrojar residuos al espacio público.

 

La iniciativa, de la concejal Lucía Bastidas Ubaté, del Partido Alianza Verde, busca que la Administración promueva estrategias ante los fabricantes de chicles para que desde los empaques del producto incluyan leyendas dirigidas a los consumidores sobre la correcta disposición de esos residuos, que incluye usar la envoltura para arrojar el producto a la basura.

 

Sobre las gomas de mascar, el acuerdo ordena incluir en el ‘Plan de gestión integral de residuos sólidos’ campañas publicitarias sobre la importancia de evitar los efectos sanitarios y ambientales de arrojar el producto al piso y el beneficio para la salud y el patrimonio públicos.
“La Administración Distrital promoverá ante los fabricantes y distribuidores de cigarrillos y gomas de mascar (chicles) la realización de campañas que adviertan al consumidor acerca de los efectos ambientales sobre el suelo, el agua y la salud pública en general de arrojar colillas de cigarrillo en vía pública”, dice la norma aprobada.

 

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En la exposición del proyecto se cita un estudio del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid, España) según el cual, un chicle tarda cinco años en descomponerse y toma una consistencia que dificulta levantarlo del piso. Pegados en el suelo, pueden contener hasta 50.000 gérmenes.

 

En Bogotá, la empresa Aguas de Bogotá identificó en la plaza de Bolívar, en el 2013, 50.000 chiles pegados al piso. “La limpieza y remoción de manchas causadas por chicles en el concreto involucra el uso de líquidos, detergentes y productos químicos abrasivos que pueden esparcirse en el material adyacente, decolorar los adoquines o profundizar las manchas presentes en concreto poroso, del cual están construidos muchos monumentos del centro histórico de la ciudad”, dice la justificación.
Sobre las colillas de cigarrillo se cita una investigadores de la Universidad del Rosario según la cual en Bogotá se arrojan al suelo alrededor de 95 millones de colillas que contienen más de 4.000 sustancias químicas, de las cuales 50 son cancerígenas.
 

El mundo ya aplica medidas

 

Que los ciudadanos sean sucios y arrojen las colillas de cigarrillo y las gomas de mascar a la calle es un problema universal. A diferencia de Bogotá, hay sitios donde se han tomado medidas drásticas contra los incultos ciudadanos.
 

Singapur

Desde los 90 se prohibió importar, fabricar y vender chicle. No se pudo evitar que los consumidores pegaran la goma de mascar en puertas, paredes, metros, trenes y ascensores. El colmo fue una ocasión en que se paralizó el metro: las puertas no se accionaron por los chicles pegados. En el 2004 se suavizó para permitir el chicle con fines terapéuticos.
Quito (Ecuador)

 

Desde el 2010, en Quito se inició una campaña para limpiar los chicles que la gente arrojaba en zonas de patrimonio. En el 2013, las autoridades de la ciudad estimaron que se habían retirado 1,2 millones de chicles de las calles, pero el problema continuaba. La multa es de 63 dólares si sorprenden a alguien escupiendo la goma y el doble para el que reincida.
 

París (Francia)

En París, la multa por arrojar colillas de cigarrillo es de 68 euros. Es una medida para evitar contaminación ambiental y visual. En esa ciudad, cada año recogen 350 toneladas de colillas.
Calgary (Canada)
Esta ciudad canadiense, considerada una de las más limpias del mundo, impone una multa de 1.000 dólares por dejar caer colillas de cigarrillo y de 100 por tirar un chicle después de masticado.
 

iItalia

En Italia, el Parlamento estableció en el 2015 una multa de 300 euros para los ciudadanos que arrojen colillas de cigarrillo o chicles en el espacio público.

 


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